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Foto del escritorlabakerypanificados

Cuando la adhesión a la comida sana se transforma en una obsesión.


Todos quisiéramos ser estrictos con una alimentación sana y correcta; y vivir según estos principios, pero ¿qué ocurre cuando este rigor se transforma en una obsesión?

En nuestros tiempos, se habla mucho de una alimentación correcta. Nos alientan a ingerir alimentos naturales sin manufactura. Horneado y no frito, terminar de comer temprano (sin aperitivos frente a la televisión) y al final bajamos los brazos.

También existe el movimiento vegano y vegetariano que suma adhesiones y es cada vez más conocido, e incluye restricciones de todo tipos de comidas. La gente adopta una dieta buena y sana.

Pero a veces, el deseo de una dieta balanceada se transforma en una obsesión. El rigor se transforma en exclusividad. La insistencia en seguir sin descanso leyes y reglas personales, hasta tanto que se torna en imposible de persistir.

En ese momento el deseo de una alimentación sana se transforma en un trastorno alimentario. Hay quienes lo llaman Ortorexia, (del latín orto= correcto, orexis= apetito). No se encuentra en los libros de diagnóstico psiquiátrico (como el caso de anorexia, bulimia o la obesidad por ejemplo), pero existe en la práctica.

El miedo a toda comida “insana”

La ortorexia engaña a primera vista debido a que una alimentación saludable no aparenta enfermizo en absoluto, incluso tiende a admiración de muchos. O sea nos “morimos” por comer correcto, ordenado, natural y sano.

Para las personas que padecen ortorexia, alimentos ajenos que para su entender son “sanos” se transforman en prohibido, despierta miedo y temores. Cualquier desvío de las reglas trae sentimento de culpa, y a veces hasta castigarse.

Ellos reciben fuerza, del sentimiento de altruismo y pureza al mantener las leyes de alimentación especial y rigurosa, solamente que tarde o temprano “explotan”.

En la práctica este trastorno se expresa en una ocupación exagerada, obsesiva y obligatoria en la comida, hasta tanto que les impacta severamente en la vida cotidiana. No hablan sobre perder peso, y no se quejan sobre su apariencia, como acontece en trastornos alimentarios más conocidos.

Pero el sufrimiento es el mismo.

La ocupación en alimentos (sanos) le consume buena parte del tiempo, tanto en pensamiento (si el desayuno que comí era suficientemente sano) y también en la práctica (las compras se hacen solamente en supermercados naturistas y no convencionales, dedican mucho tiempo en preparar ellos mismos la comida en casa y a veces también la siembran en su casa etc.)

Compartir comida con amigos es casi imposible por cuanto que casi en ningún lugar es posible encontrar alimentos que se adecúen a sus necesidades. Los gastos en comida aumentan, a veces hasta montos ilógicos.

Las relaciones con amigos también se ven afectadas. Esto porque cualquier encuentro que incluye comida (que no son pocos) son técnicamente imposibles, y por cuanto que las opiniones de ellos respecto a alimentación son merecedoras de desprecio, entonces provoca que no quieran pasar el rato juntos. No disfrutan de su compañía, ni él ni sus amigos.

Es importante prestar atención.

Es verdad, no siempre este trastorno alimentario tiene consecuencias peligrosas como otros trastornos alimentarios, pero tiene otros peligros, el sufrimiento es muy grande, influye y daña todos los ámbitos de la vida.

Además, existe el riesgo que el seguimiento estricto empuje a la ortorexia a transformarse en otro trastorno alimentario, de los “reales”.

Artículo original:

http://www.ynet.co.il/articles/0,7340,L-4983500,00.html

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